martes, 31 de enero de 2012

La obra propuesta para el mes de Febrero es: El gran Gatsby

El gran Gatsby

«El Gran Gatsby es el primer paso adelante dado por la narrativa norteamericana desde Henry James.»
T. S. ELIOT

Jay Gatsby, el caballero que reina sobre West Egg, es el arquetipo de aquellos míticos años veinte en que pareció que todo era posible, un tiempo de felicidad entre el horror de la Primera Guerra Mundial y la barbarie de la Segunda. Junto al resto de los protagonistas, representa a la Generación Perdida, a todos aquellos «jóvenes tristes» que personificaron el mito de la pasión y el desamor, de la literatura que se funde con la vida.
Publicada por primera vez en 1925, El gran Gatsby está considerada como La Gran Novela Americana. Simboliza el triunfo, la perpetua juventud y el deslumbramiento que desembocan en la tragedia, la decadencia y la caída, constantes reflejadas con asombrosa precisión en la propia vida de Fitzgerald.
«Le leerán cuando muchos de sus contemporáneos estén olvidados.»
GERTRUDE STEIN

Portada de El gran Gatsby

martes, 10 de enero de 2012

La obra propuesta para el mes de Enero de 2012 es":París era una fiesta"


París era una fiesta: la invención de una memoria
Víctor Carreño sobre la nueva edición de "París era una fiesta" de Ernest Hemingway
Por Víctor Carreño | 8 de Noviembre, 2010
  

La nueva “edición restituida” del último libro de Ernest Hemingway París era una fiesta (A Moveable Feast. The Restored Edition. New York: Scribner, 2009) llevada a cabo por su nieto Sean Hemingway, confirma la existencia, en esta obra tardía, de un autor consciente de la escritura como una labor sumamente laboriosa, que exige una dedicación extrema, y cuya aleatoriedad y fragilidad difícilmente son compensadas por la fama o las aventuras que esta pueda traer consigo.
El editor reconoce que han sido pocos los cambios para lo que ya se conocía, pero significativos. También el lector podrá apreciar textos antes no incluidos junto con las fotos del joven Hemingway y otros escritores en el París de esos años, así como de fragmentos del manuscrito de su libro.  
El editor trabajó cinco años para esta restitución, y consultó a familiares, allegados y bibliografía especializada. Critica la primera edición, realizada por Mary Hemingway, su cuarta esposa, porque muestra al libro como acabado cuando Hemingway se suicidó, lo que se contradice con material encontrado del autor de capítulos dejados por fuera que suman ocho en total, de alrededor de 50 páginas, así como unos fragmentos inconclusos para una introducción que nunca terminó, aparte de que en algunas ocasiones su esposa alteró levemente el texto original.
Por ejemplo, el capítulo que en la primera edición se titulaba “París no se acaba nunca” y era como el gran final del libro, ahora se descubre que era la mezcla incompleta de dos textos diferentes que se publican íntegros y por separado sin ese título (que no lo tenían): “Invierno en Schruns” y “El pez piloto y los ricos”. Quizá éste sea uno de los aspectos más relevantes de esta restitución. Hemingway aparece aquí como un hombre dividido entre el remordimiento (palabra varias veces repetida, y omitida en la primera edición) por haber engañado a su esposa Hadley y la felicidad de la otra mujer, Pauline, con quien vislumbra un comienzo y por lo cual decidió no mencionarla en el libro.
No voy a detenerme demasiado en esto. Las críticas al machismo de Hemingway han sido ya hechas; baste saber que en esta edición está lejos de representarse como una persona moralmente infalible (¿quién lo es?). También aparece más remarcada la sensación de una vitalidad perdida. Hemingway, tras haberse creído “invulnerable” por mucho tiempo, comprueba al final (recordemos el deterioro de su salud) que no lo era y que la vida es un cúmulo de fracasos y omisiones inexpresables. Esta incertidumbre se muestra en la escritura misma. En la primera edición, el texto colocado al final “París no se acaba nunca” (frase que aparece en el libro, pero no como título de un texto) da una idea de un libro lineal, con un desenlace, que no lo tiene. Son más bien cuadros que se suceden, memorias fragmentarias, y en los textos finales, sutilmente precarias, dada la salud deteriorada de Hemingway.
Su observación de que el libro puede ser leído como ficción, si bien vale para todo el género de las memorias (en estas lo que se narra suele ser metáfora de lo que sucedió) aquí parece aludir a una incapacidad humana para llegar al fondo de lo real, por limitación de la mente o de la existencia misma: “este libro contiene material de los cobertizos (remises) de mi memoria y mi corazón. Incluso si la primera ha sido falsificada y el otro no existe”.
La memoria falsificada, además de un juego literario, ¿no aludiría también a esa extinción de la lucidez mental que, perpleja ante sí misma, prefiere aún creer en las bondades de la ficción, en las “verdades de las mentiras” como diría Vargas Llosa, las verdades que quedan cuando la mente ya no es totalmente dueña de sí? Y si la memoria fallara, ¿no queda al final como salvación del escritor la invención de una memoria?
Quizá ahora se entienda mejor la frase que reaparece una y otra vez, en varias versiones en los fragmentos inconclusos de Hemingway pensados para la introducción de su libro: “De modo que este es el fin por ahora. París nunca tenía fin”, viene a traducirse en este contexto como: frente a la impotencia del ser humano ante la muerte, el fin puede llegar en cualquier momento, pero la escritura no sabe del fin, pues existe como huida de él, continua postergación del fin. Esto se vuelve más dramático cuando recordamos la pérdida de las facultades mentales de Hemingway al final de su vida, lo que le dificultaba cada vez más escribir y que se evidencia en esa introducción siempre recomenzada y nunca terminada, en la elección misma de los posibles títulos, frases más o menos desafortunadas como La parte que nadie sabe, Las buenas uñas están hechas de hierro, El ojo temprano y el oído (Cómo era París en los días tempranos), y la preferida del editor, Qué diferente era cuando estabas ahí. Es digno de elogio el título A Moveable Feast que su esposa escogió y que el editor ha mantenido. Esta frase le fue sugerida por A. E. Hotchner quien dijo habérsela escuchado a Hemingway en el bar del Ritz en París en 1950.
Si es cierto que Mary Hemingway dejó cosas al margen, en esto parece haber coincidido, al menos parcialmente, con deseos expresados por su esposo antes de morir. Digo esto para matizar la posible idea de que este libro refleja la última y verdadera intención de Hemingway. Es evidente que nunca podremos saber lo que pensaba respecto al lugar de estos textos en su obra. Pero aunque algunos puedan ver esta edición como un acto oportunista para reapropiarse de la imagen de un autor famoso, habría que cotejar sus minuciosos detalles, sus comparaciones, con los manuscritos consultados en la Colección Hemingway en la Biblioteca John F. Kennedy, de Boston, para dar una opinión más certera sobre el asunto.
El libro, como buen libro, sigue admitiendo varias lecturas. Aún sigue retratando al joven ávido de experiencias de la llamada Generación perdida. Aún conserva su humor para las anécdotas inverosímiles, para las situaciones absurdas e inesperadas (pensemos en el texto “Un extraño club de boxeo”, donde los boxeadores cumplen también el oficio de camareros). Está su sensación de felicidad en medio de la pobreza junto a su esposa y su hijo, su disfrute de un París alegre, en la primavera o el invierno, el París vital de los cafés, de Montparnasse, la orilla izquierda y los bulevares, los pescadores del Sena, y tantos sitios no famosos pero llenos de sorpresas.
Por sobre todo, está su voluntad de sobreponerse al olvido y la precariedad. La historia de París era una fiesta recordemos, está hecha de un rescate, de la sobrevivencia a un accidente. El haberse descubierto en el Ritz Hotel un baúl con manuscritos, cuadernos, libros, recortes de periódicos, y ropa vieja, que Hemingway había almacenado allí en 1928 y que al serle notificado en 1956 fue a recuperar para terminar años más tarde su último libro, que vendría a ser su testimonio, a lo que se sentía impulsado a escribir, luego de casi perder la vida al estrellarse su avión en África en 1954. Hemingway, decía al principio, nos recuerda la fragilidad y aleatoriedad de la escritura.
El mismo título tiene, según una teoría de su hijo Patrick, un significado simbólico. Al casarse con Pauline, Hemingway aceptó convertirse al catolicismo. Una fiesta movible es dentro de la religión católica, una fecha no fija como los días de santos, sino como la Semana Santa, cuyas fechas oscilan según el calendario de cada año. Como dice en forma insustituible su hijo Patrick Hemingway en el prefacio a esta edición, se trata de una idea secularizada en Hemingway, y similar en intención a lo que el rey Enrique V de Shakespeare quería cuando pedía que el día feriado de San Crispín se convirtiera para “we happy few” (nosotros, los pocos afortunados), en un día especial, en un fulgor que puede retornar en el tiempo: “una memoria o incluso un estado del ser que se ha convertido en una parte de ti, algo que siempre podrás tener contigo, no importa adonde vayas o como vivas a partir de entonces, nunca lo podrás perder.


domingo, 8 de enero de 2012

En el 2012 vamos a mejorar nuestra calidad de vida a traves de alimentos naturales y cambio de pautas para conseguirlo.

La medicina general 
Consumir gelatina de forma regular ayuda a combatir la fragilidad del cabello y las uñas. Su alto contenido en aminoácidos azufrados, como la cistina y la metionina, lo convierten en un producto idóneo para lograr un pelo sano y fuerte. En el desarrollo del cabello y las uñas interviene un proceso conocido como queratinización.
La queratina, una proteína fibrosa e indisoluble, endurece la epidermis de la piel para proteger al organismo de agresiones provocadas por agentes externos. Además, la acción de esta proteína contribuye a endurecer el pelo y las uñas. Para que la queratina se forme con normalidad son indispensables los aminoácidos azufrados, que estimulan el folículo piloso.
Cuales son las propiedades de la gelatina

Estos aminoácidos producen un aumento de la queratinización y, por tanto, de la formación de pelo. Los aminoácidos azufrados son pautados en forma de suplementos dietéticos, o bien son incluidos en lociones y productos de cosmética y dermatología para el tratamiento del pelo frágil.
Alimentos como la gelatina, por su alto contenido en este tipo de aminoácidos, constituyen un complemento ideal para combatir la fragilidad del cabello.
Una dieta poco equilibrada, situaciones de estrés o un déficit en él aporte de nutrientes esenciales pueden provocar un deterioro del cabello, la piel o las uñas.
Cuando esto ocurre, el consumo de alimentos como la gelatina se convierte en una medida eficaz para contrarrestar el efecto de dichos agentes externos.
La gelatina es una proteína procedente del colágeno, de consumo generalizado en muchos países de Europa y América. Sin embargo, algunas de sus propiedades son todavía desconocidas.
Entre dichas propiedades destaca su papel beneficioso en la prevención de enfermedades como la artrosis. Para disfrutar de sus beneficios, se recomienda consumirla todos los días, en cualquiera de sus variedades. Es un postre sumamente nutritivo que, además, no engorda.
La gelatina no es un simple complemento gastronómico: es una fuente de proteínas, asegura una alimentación sana y resulta ideal para bajar de peso de una manera saludable.


La gelatina contiene:

• 84 - 90% proteína.
• 1 - 2% sales minerales.
• Lo demás es agua.
• Asimismo la gelatina contiene; vitaminas C y D y minerales como el calcio y el fósforo.


Valor nutricional de la gelatina:

• En lo que se refiere al valor nutritivo, la gelatina esencialmente contiene colágeno entre un 85 y un 90%, sales minerales, agua y azúcares.


Para que es buena la gelatina:

• Es un alimento 100% natural sin aditivos.
• Esta compuesta en un 90% de proteínas, el 2% de sales minerales y el resto agua.
• Está exenta de colesterol y 0% de materia grasa.
• Reconocida por la Organización Mundial de la Salud (OMS) como un alimento como lo son la leche y el pan.

sábado, 7 de enero de 2012

La obra propuesta para el mes de Diciembre es

El candidato de Jorge Bucay:

Después de varias décadas de férrea dictadura en la República de Santamora, el Coronel Cuevas convoca, por sorpresa, elecciones democráticas. El entusiasmo y la alegría de la población se convierten rápidamente en terror y confusión debido a sucesivos atentados terroristas, secuestros y asesinatos. En un clima caótico, Agustín Montillano, un psicólogo forense, su ex novia Carolina Guijarro, reportera de televisión, y el traumatólogo y amigo de ambos, Mario Fossi, tratarán de descubrir quienes mueven los hilos de una conspiración que pretende destruir la única posibilidad de que su país alcance la democracia. La investigación pondrá en peligro sus vidas y les hará replantearse su amistad, su ideología y sus valores.
  En esta su primera novela el autor se revela como un impecable novelista capaz de indagar en la condición humana a la vez que propone una extraordinaria y ambiciosa trama. Una historia que no necesita lectores sino cómplices.